"Para mí, aunque quizás no tenga un objetivo concreto, la literatura y la expresión escrita posee mucho poder. Y si bien no sea un mecanismo para cambiar nada ni a nadie, al menos hace que tengas un mejor día y más llevadera la vida... que aquí en nuestra jodida Lima ya es mucho"

Hernán

domingo, 9 de marzo de 2008

1923

Compré, hace ya casi un año un celular en Córdoba, Argentina. Antes, ese celular era Personal (la empresa que me daba la línea, todavía conservo mi chip). Ahora, luego de una gran estafa de más de cien soles, el celular es Movistar. Me acompaña hasta ahora, lo tengo aquí al lado; está cargando.

Pero cuando necesité que tuviera algo de batería para tomar una foto muy interesante no la tuve y la foto la perdí. Pero la imagen aún la conservo muy clara: Era una 5C, de esas que van por Tacna, Wilson, Arequipa, Larco, Benavides, etc., etc. Sobre el chofer no había nada, sobre el retrovisor, una cuadrito de Falabella con motivos navideños (era un dulce en forma de bastón, ya clásico), sobre el asiento del copiloto, el cartelito de panaflex con luz que decía Villa María del Triunfo-San Juan de Lurigancho, ruta EM-02. Y entre este cartel y el espejo retrovisor, la foto de un antiguo gendarme de la Guardia Republicana.


Como tuve oportunidad de sentarme en ese asiento me ganó la tentación de preguntar. El chofer de coaster limeña es una rata, por lo general no tienen mucha educación, y este no me quiso responder a la simple pregunta de si conocía a la persona que estaba en la foto. Pero al final dijo dijo que la foto era de 1923.


Su mirada era la misma mirada de aquel que nos veía a través de los 85 años que nos separan.


"Su nombre es Alejandro, por eso el carro se llama también así. Fue de la Guardia Republicana hasta que tuvo que irse para Iquitos meses antes de que Sánchez Cerro anunciara que enviaría tropas hacia Colombia. Al Presidente lo mataron, pero el abuelo se quedó en Iquitos unos días. Ahí fue donde conoció a la abuela y donde empezó todo.


Ella era menor de edad, y él prometió volver, y volvió unoas semanas después y con una propuesta de matrimonio. Los padres de ella esperarían a que ella tuviera mayoría de edad y así él pudiera casarse con ella".


Llegábamos a jirón Quilca y tuve que bajarme. Tenía que seguir mi ruta hacia la chamba. Pensé que esta sería una historia interesante que contar. No siempre uno consigue un chofer que se dé el tiempo de contar la vida de un abuelo que se fue, y casi nunca uno tiene una cámara cuando la necesita.