"Para mí, aunque quizás no tenga un objetivo concreto, la literatura y la expresión escrita posee mucho poder. Y si bien no sea un mecanismo para cambiar nada ni a nadie, al menos hace que tengas un mejor día y más llevadera la vida... que aquí en nuestra jodida Lima ya es mucho"

Hernán

viernes, 14 de marzo de 2008

Excursus

Piénsalo. Es una gran empresa y no hay pierde: Escribir los libros, publicarlos, presentarlos ante la sociedad y buscar un par de giles que lo reseñen. Además, en plena presentación, podríamos improvisar un par de peleas, o un arranque de celos de una cornuda que encuentra al infiel en pleno discurso del editor. Aseguramos chisme, libro, ventas y todo lo demás.

Suena divertido, ¿no? Podríamos ir afinando poco a poco la idea y dejar que fluya tranquilamente mientras pienso dándodole vueltas al posavasos mojado con un poco de cerveza que cayó de la botella.

Quizás y hasta se hace un poco de plata, quién sabe. La noche fuera del local transcurría, un escritor más era proclamado como un grande en nuestra literatura. Ahí va Germán Leguía a saludarlo. Ya, chino, pídele un ejemplar, gratis nomás, por el bien de la cultura en nuestro país. Sigo fumando sin atreverme a cercarme a ese que alguna vez fue el compañero de carpeta, el primer puesto de su facultad, el becado por la DAAD para seguir estudios de especialización en no sé qué mierda, el que ahora vuelve, traspirando sabiduría y mundo, dándole algo de luces a estos pobres tercermundistras que se agolpan a depositar su cuota de condescendencia con una palmadita humillada sobre sus hombros.

No, chino, cálmate. Van a pensar que eres un resentido de mierda, y ese lúpulo aquí no pasa. Si quieres ser resentido, a la facultad de Derecho nomás. Puta madre, tío, cómo cagas gente. Es la verdad, cuña'o. Está demás que te hagas hígado por lo que ves. Mejor junta tu plata, paga la publicación de tu novela y listo, a la mierda con todo; tú también tendrías tus quince minutos de gloria, contarías una historia impostada sobre un caballo al que siempre quisiste, por más que nunca haya montado uno de tu nula vida, pero suena bonito, ¿no?

A veces me asaltan unas ideas...

Pásame el lapicero, chato.

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